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Channel: Articulos por Christian Sanz
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Periscope, la herramienta que cambiará al periodismo

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Desde hace unas semanas, se me ocurrió incursionar en la experiencia que brinda la aplicación Periscope, donde se puede hacer transmisiones en vivo y en directo.

La lógica es similar a la de Twitter —de hecho, pertenece a esa misma firma—, donde uno tiene una cuenta personal que puede ser seguida por otros usuarios. A su vez, al igual que en esa red social, se puede seguir a otros.

Es un canal de video que no tiene intermediarios y donde las personas que miran las transmisiones que uno realiza pueden interactuar mientras dura el evento de marras.

Por ahora, se trata de una app con severas limitaciones —por caso, no hay manera de embeber la transmisión que uno efectúa para subirla a la web—, pero que ostenta puntuales beneficios, muchos de los cuales deberían ser tenidos en cuenta por aquellos que se dedican —nos dedicamos— al periodismo. Por ejemplo:

-A diferencia de la TV, Periscope permite una interacción única con aquellos que siguen nuestra transmisión. Los nuevos “televidentes” 2.0 pueden enviarnos mensajes mientras nosotros nos filmamos.

-Al mismo tiempo, se puede saber cuánta gente está siguiendo lo que estamos emitiendo, sin necesidad de contratar empresas que miden el rating. También podemos conocer cuántos de ellos reprodujeron nuestra transmisión una vez que esta finalizó.

-Uno puede dosificar los tiempos como le plazca. Se puede transmitir unos segundos, puntuales minutos o incluso varias horas.

En síntesis... en un futuro no tan lejano, serán los usuarios los que tomen la batuta e impongan los temas que les interesan. La “agenda Setting” ya no será de dominio de los grandes medios, sino de los que hoy simplificamos como meros “televidentes”.

Es sencillo: si ustedes pudieran elegir, ¿qué preferirían? ¿Escuchar a un periodista que nos exige un formato y horario determinados para verlo, sin posibilidad de explicarle nuestras propias preocupaciones coyunturales? ¿O alguien con mayor versatilidad y posibilidad de interacción, que responda de manera directa nuestras dudas más básicas? La respuesta es obvia.

Ese es el contexto en el que hay que entender Periscope. Aquellos que no lo hagan, tendrán los mismos problemas que ostentan en estos días los empresarios de medios frente al avance feroz de las redes sociales, especialmente Facebook.

Como digo siempre, el periodismo tal y como lo conocimos durante siglos, está muriendo. Y lo hace con una rapidez que abruma.

Los dueños de los medios tendrán que adaptarse con la misma rapidez. Como dice una vieja y conocida frase, es cuestión de mutar o perecer.

Y, antes de que me olvide, les muestro cómo es una transmisión en Periscope. Es la última que hice, en mi casa, de manera improvisada, analizando un tema espinoso: el eventual lavado de dinero en la campaña de Cristina Kirchner de 2007.

Si la emisión se viera a través del celular, podrían observarse todas las interacciones que hubo con los que participaron (casi 200 personas). Sin embargo, al ser una versión “web”, solo podrán verme a mí en medio de mi catarata interminable de palabras.

Espero que les guste y, principalmente, les sirva para tomar la decisión de sacar su propia cuenta en esta grandiosa aplicación llamada Periscope.


Por qué Aníbal sí es el ideólogo del triple crimen

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Aníbal Fernández lo niega, una y otra vez. Asegura que es parte de una campaña en su contra de cara a las PASO de mañana domingo.

Según el tercer hombre más poderoso de la Argentina, luego de la presidenta y el vicepresidente, le han hecho “una cama” al vincularlo con el narcotráfico y el triple crimen de General Rodríguez de agosto de 2008.

Al escuchar al jefe de Gabinete pareciera que fuera más bueno que la madre Teresa de Calcuta, casi una maestra jardinera.

Aníbal no solo jura no tener nada que ver con los estupefacientes, sino que además niega probables vínculos con los acusados por el referido triple asesinato.

De acuerdo a su propio testimonio, él nada tiene que ver con el expolicía José Luis Salerno y jamás habló con Martín Lanatta, hoy preso por lo sucedido en General Rodríguez hace siete años. Se trata de los arrepentidos que presentó Periodismo para Todos.

Quienes conocen la trama, dicen todo lo contrario: yo mismo entrevisté a no menos de 40 fuentes de información y la mayoría —funcionarios, policías e investigadores— no dudaron en mencionar el nombre de Aníbal en torno a la trama maldita.

En tal sentido, hay datos innegables: ¿Cómo puede explicar el jefe de Gabiente que un celular a su nombre ostenta más de 600 llamados al teléfono de Lanatta? De eso no habla Aníbal. No le conviene.

Tampoco menciona jamás a Ibar Esteban Pérez Corradi, ideólogo del triple crimen y hoy prófugo de la Justicia por ello. ¿Por qué nunca habla de este personaje, que no solo tiene fuertes vínculos con él, sino también con otros funcionarios del kirchnerismo?

Como se dijo, en el juicio de marras se demostró que Pérez Corradi fue el ideólogo del asesinato de Forza, Ferrón y Bina. Todo a pedido de “la Morsa”, obvia referencia al jefe de Gabinete y sus bigotes.

La mención no es nueva, como intentan hacer creer en estos días. El propio Lanatta me lo confesó a través de un intermediario a principios de este mismo año. No fue el único.

En 2008, a un mes del triple crimen, publiqué el nombre de Fernández por primera vez como el hombre que estaba detrás de ese hecho. ¿Cómo podía saberlo si no era a través de fuentes de información que lo mencionaron insistentemente?

El propio Forza me dijo, en mayo de 2008, que tenía miedo de que lo matara Aníbal porque se había metido en un negocio que era de este. ¿También va a desmentir al muerto el jefe de Gabinete?

Los vínculos de Aníbal con las drogas no son nuevos, ya lo he dicho infinidad de veces. Mucho antes del triple crimen yo mismo publiqué varias notas de investigación al respecto, las cuales motivaron dos querellas penales por parte del hoy candidato a gobernador bonaerense. Siempre salí victorioso.

La clave hoy reposa en la figura de Pérez Corradi, a quien la justicia nunca pudo pescar: alguien del gobierno supo encargarse de avisarle con tiempo que irían por él para que lograra escapar. Una y otra vez.

Como sea, ¿negará Aníbal su relación con Pérez Corradi, su financista a la hora de traficar efedrina? Es imposible. Las comunicaciones entre ambos se cuentan por docenas y docenas. Ello explica el silencio que reina sobre su persona.

A esta altura, la cuestión es bien sencilla: o Fernández es el hombre con más mala suerte del mundo y siempre aparece en medio de escándalos con las drogas, o realmente es narcotraficante. Tengo la certeza absoluta de lo segundo y puedo demostrarlo ante cualquiera.

¿No es llamativo que Aníbal haya hecho juicio a Lanata y otros periodistas de Canal 13 y a mí me excluyera, siendo que fui parte de la misma emisión televisiva? El jefe de Gabinete es tono, pero no tanto: sabe que volverá a perder ante los tribunales.

Antes de finalizar quisiera detenerme en la figura del abogado Roberto Casorla Yalet, puesto por el gobierno para “defender” a Martín Lanatta en el juicio por el triple crimen. Todo un caballo de Troya.

Fue el mismo profesional que salió en los últimos días a desmentir a su propio cliente y salvar la figura de Aníbal. De tan obvio, lo que hizo fue vomitivo.

Quien quiera creer en la inocencia del jefe de Gabinete, que lo haga. Solo tenga presente que su persistente aparición en escándalos de narcotráfico viola todas las leyes del azar. No es poco.

Menem pidió a la justicia que reconozca el homicidio de su hijo‏

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Este martes, un explosivo escrito fue presentado ante el juzgado Federal de San Nicolás a cargo de Carlos Villafuerte Ruzo. Allí, el expresidente Carlos Menem, junto a Zulema Yoma —con quien ha unificado representación legal— solicitó “urgente cambio de carátula” en el marco del juicio que investiga la muerte del hijo de ambos junto a Silvio Oltra.

Con la representación del abogado Juan Gabriel Labaké, ambos refieren que, “en vista de la claridad y contundencia del dictamen conjunto de los cuatro peritos (los dos oficiales y los dos de parte), al que se arribó en la audiencia del 5-8-15, y en vista de que con ello quedaron totalmente agotadas las cuestiones pendientes señaladas por VS en repetidas oportunidades, vengo a solicitar se dicte sentencia sin más trámite, modificando la actual carátula de muerte por accidente, por la de doble homicidio calificado”.

Según Menem y Zulema, quedó indubitablemente demostrado:

1.- Que los orificios que aparecen en las fotos tomadas por Gendarmería, y que esa fuerza de seguridad y el CITEFA determinaron que eran de balas de fusil, son exactamente los mismos orificios que muestran las fotografías tomadas por la Fuerza Aérea apenas producido el siniestro.

2.- Que el ángulo de incidencia del impacto de esas balas demuestra, sin lugar a dudas, que los disparos fueron efectuados de afuera hacia adentro y de abajo hacia arriba, o sea, mientras el helicóptero estaba en vuelo.

3.- Que, al analizar si los orificios observados presentaban algún indicio que demostrara que no son de bala, los peritos de Zulema Yoma (Jorge Locles y Enrique Prueger) proyectaron un video con sus argumentos y las pruebas científicas que habían efectuado y que despejan cualquier duda al respecto.

4.- Que, ante ello, los peritos oficiales declararon que no tenían ninguna objeción que oponer a ese estudio, por lo que quedó establecido definitivamente que el helicóptero fue derribado por una o más descargas de fusilería tal como ya había demostrado la Gendarmería en 1997/1998.

En otro orden de cosas, Menem y Zulema solicitaron que se haga una nueva autopsia sobre el cuerpo de Carlitos, la cual fue sugerida oportunamente por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). De esa manera, uno y otro pretenden demostrar que los restos de Menem Junior corresponderían a otra persona.

Carta abierta a Delfina Rossi: “No entendiste nada”

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Hola Delfina, no te conozco y tampoco pretendo hacerlo. Se me ocurrió escribirte, no solo porque estás en la tapa de los principales diarios del país, sino también porque estás en boca de mucha gente. Se trata de personas que en estas horas se acuerda de tu madre… de manera poco decorosa.

Por lo que has escrito en tu cuenta de Twitter, entiendo que creés que es una gran injusticia que critiquen el hecho de que te hayan designado como directora del Banco Nación solo por ser la hija del ministro de Defensa de la Nación, Agustín Rossi.

"Mis títulos no son de parentesco, son académicos", escribiste en esa red social, como si lo que se discute tuviera que ver con ello.

Si me permitís, voy a explicarte de qué va la cosa, Delfina, porque parece que no entendiste nada de nada.

En primer lugar, hace ruido que tu ingreso al directorio de uno de los bancos más importantes del país se haya efectuado por decreto y no a través del pertinente concurso. ¿Acaso temías no lograr superar a otros competidores? ¿Por qué avanzar de manera tan poco transparente para ocupar un cargo de semejante relevancia?

Te cuento, Delfina, que para llegar a dirigir un banco, o cualquier otra entidad pública o privada, se debe hacer carrera.

Esto significa que uno debe empezar desde el cargo más bajo y de a poco ir escalando posiciones. Ello te permite conocer “al dedillo” cada uno de los eslabones de la cadena para cuando te toque llegar a un eventual cargo jerárquico. Es parte del necesario aprendizaje laboral.

Si te interiorizás en el tema, verás que no hay nadie tan joven como vos ocupando un cargo similar en ningún banco de la Argentina. No es un problema de edad, Delfina, como erróneamente creés, sino una cuestión de experiencia.

En segundo lugar, no es un buen ejemplo que vos, siendo hija de un funcionario de primera línea del gobierno, seas nombrada “de prepo” para ocupar un cargo tan importante, con un salario que superará los 70 mil pesos mensuales.

¿No te parece una bofetada al sentido común? ¿No te hace ruido que la mitad de los jefes de hogar no llegan a cobrar siquiera el salario mínimo vital y móvil?

Yo te voy a explicar algo que tal vez no conozcas, Delfina, se llama nepotismo: según el diccionario se trata del “trato de favor hacia familiares o amigos, a los que se otorgan cargos o empleos públicos por el mero hecho de serlo, sin tener en cuenta otros méritos”.

Vos me vas a decir que sí tenés méritos, que tu currículum es extensísimo y demás, pero yo voy a insistir con lo mío: si es así, si tenés tanto conocimiento y pergaminos ¿por qué no concursaste, como debe ser?

Finalmente, permitime decirte que, a esta altura, lo mejor que podrías hacer es renunciar, sobre todo luego de la furia que generó tu incipiente designación. Creeme que sería un gran gesto, valorado por toda la ciudadanía.

Si tuviera tiempo, Delfina, me gustaría explicarte de qué se tratan otros dos conceptos, la ética y la moral. Ciertamente, son tópicos que no abundan en la clase política argentina. Por eso sería bueno que los tuvieras en cuenta.

No voy a definirlos, lo podrás encontrar en el sitio de la Real Academia Española. Solo me atrevo a regalarte una frase del célebre cineasta Roberto Rossellini: “La búsqueda de la humildad es lo más importante, especialmente si quieres edificar una ética… si quieres alcanzar una cierta moral”.

AMIA: qué es lo que sabe Menem y jamás contó

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En las últimas horas, Carlos Menem sorprendió a propios y ajenos al asegurar que, si declara lo que sabe respecto del atentado a la AMIA, afectará intereses del Estado argentino y podría “provocar el rompimiento de la convivencia pacífica con otras naciones”.

Lo hizo en el marco del juicio que lo tiene en el banquillo, junto con otros exfuncionarios de su propio gobierno, por supuesto encubrimiento de la explosión ocurrida el 18 de julio de 1994.

En ese contexto, luego de sus dichos, las preguntas surgen cual catarata de dudas: ¿Qué es lo que sabe Menem que aún no ha declarado? ¿Cómo es que esa verdad podría afectar intereses estatales? ¿Qué quiso decir con que podría romperse la convivencia pacífica con otras naciones? ¿Por qué nunca antes habló al respecto?

Primero, una digresión: lo que quiere revelar el expresidente es más explosivo de lo que jamás alguien pudiera imaginar, ya que desnudará que existió un pacto internacional de impunidad para garantizar que los verdaderos culpables del atentado a la AMIA jamás purgaran culpa.

Empezando por la última pregunta: ¿Por qué Menem no habló antes? Básicamente por temor a represalias y por el hecho de tener que admitir que él mismo aparece involucrado —y enchastrado— por la trama de encubrimiento que se explicará más adelante.

El cambio del exmandatario no es totalmente novedoso, sino parte de una transición gradual que viene mostrando desde hace algunos años y que tuvo como puntapié inicial el cambio de discurso respecto de la muerte de su hijo: si bien durante años insistió en decir que se trató de un accidente, en los últimos tiempos admitió con insistencia que en realidad fue un atentado, cometido en el marco de una suerte de mensaje hacia su persona.

No es casual la mención: parte de lo que expondrá Menem concatena los atentados en Buenos Aires con ese hecho, el cual le costó la vida a su propio vástago.

¿Qué dirá el expresidente de la Nación? Que intereses árabes se cobraron una venganza contra su persona por no haber cumplido una serie de acuerdos refrendados en Damasco en el año 1988, junto al entonces presidente sirio Haffez Al Assad.

A cambio de cerca de ocho millones de dólares para la campaña presidencial, Menem aseguró a su par que le vendería un reactor nuclear y ayudaría a blanquear dinero del narcotráfico de Siria, una de las principales fuentes de ingreso de ese país.

Ello provocó que ocurriera el primero de los atentados, el que hizo explotar la embajada de Israel el 17 de marzo de 1992. El mensaje fue claro y su ejecutor también: en esos días se encontraba en Buenos Aires Monzer Al Kassar, ministro sin cartera de Siria. El dato llegó a manos del entonces ministro del Interior, José Luis Manzano, pero este decidió ocultarlo a pedido de Menem.

El 18 de julio de 1994 ocurrió el segundo atentado, esta vez a la mutual israelita AMIA. Entonces Menem dijo una frase reveladora: “Esto me lo hicieron a mí”. Sabía de lo que hablaba: inmediatamente exigió que no se investigara a ningún ciudadano sirio.

En realidad, el exmandatario creía que atentarían contra alguno de sus hijos. Por ello, apenas supo de la explosión en la AMIA, llamó a Zulemita Menem para preguntarle si estaba bien.

Luego llegó lo peor: la muerte de Carlos Menem Junior, acaecida el 15 de marzo de 1995. El mensaje era claro y había sido anticipado un mes antes por un agente de inteligencia que estaba preso, Mario Aguilar Rizzi. El entonces recluso envió una carta certificada —número 8804— al exministro del Interior Carlos Corach advirtiendo que matarían al hijo de Menem mientras volara en su helicóptero.

“Está vinculado con el tema AMIA”, aseguró lacónico el espía. No obstante la advertencia, Menem diría en esos días, una y otra vez, que lo sucedido con Carlitos se había tratado de un “lamentable accidente”.

Al mismo tiempo, Zulema Yoma comenzaría una cruzada solitaria, asegurando que su hijo había sido asesinado. Quienes la trataron de “loca” en esos días, no advirtieron en una frase que solía pronunciar y que se ha vuelto crucial a 20 años de sucedido ese hecho: “La muerte de Carlitos fue el tercer atentado”.

Entonces… si sabía que el fallecimiento de su hijo no había sido un hecho fortuito, ¿por qué Menem decidió decir públicamente que había sido un “mero accidente”? Por muchos motivos, aunque principalmente dos: como se dijo, en la trama aparece él mismo involucrado y, si decía la verdad, se inculparía a sí mismo. Por otro lado, el expresidente temía que, si hablaba, le hicieran algo a Zulemita.

Un exministro del menemismo que supo gozar de la confianza de Menem como pocos, lo explicó a este cronista de la siguiente manera: “Carlos los cagó a los sirios, los sirios se lo cobraron y quedaron a mano. Si Carlos subía la apuesta, quedaba otra vez en deuda y podían matarle a Zulemita. Así opera la mafia”.

Dicho esto, aparece la siguiente pregunta: ¿Cómo es que esta verdad podría afectar intereses estatales? En primer lugar, porque existió un claro encubrimiento por parte del Estado para que no se llegue a los verdaderos culpables del atentado a la AMIA. En segundo lugar, porque existieron increíbles complicidades a la hora de ejecutar y encubrir el mismo hecho.

En esa cadena de responsabilidades aparecen importantes referentes de la política, agentes de inteligencia, policías e incluso reputados funcionarios judiciales. Si a ello se suma que hubo una certera presión por parte de Estados Unidos e Israel para que no se investigara la denominada “pista siria”, el escándalo llega a niveles superlativos.

Ese es el contexto en el cual debe entenderse la frase que pronunció Menem cuando dijo que “podría romperse la convivencia pacífica con otras naciones”. ¿Qué dirían los siempre inquietos sirios si esta verdad fuera revelada? ¿Acaso alguien puede creer que se quedarían con los brazos cruzados?

La trama es mucho más escalofriante de lo que aquí se cuenta y, como puede verse, supera a los mejores libros de ficción.

No se trata de especulaciones periodísticas, sino de testimonios reales y evidencia que está elocuentemente documentada.

En este marco, resta interrogarse: ¿Es casual que Menem acepte ahora hablar de la pista siria, justo cuando el gobierno ha instruido a los nuevos fiscales del caso AMIA para que hagan lo propio?

Todo es posible, aunque poco es probable. Lo único que parece claro son las explosivas revelaciones que prometen salir a la luz en los meses venideros, no solo en torno al tema AMIA, sino también respecto de la muerte de Carlitos Menem.

Para entender lo que viene hay que mirar de cerca lo que ocurrió hace pocas semanas en una audiencia que pasó inadvertida para la mayoría de los medios.

Allí, peritos oficiales junto a especialistas de parte de Zulema Yoma y Carlos Menem concluyeron en la certeza de que existieron impactos de bala en el helicóptero en el cual viajaba Junior en marzo de 1995. En realidad, los peritos refrendaron estudios que se hicieron en el año 1997 y que habían sido puestos en duda entonces. Uno de ellos lo efectuó Gendarmería Nacional.

Este nuevo estudio, que concluye en que la aeronave que piloteaba Junior fue tiroteada, fue el que terminó de convencer a Menem para avanzar en una verdad que hasta ahora no se había animado a pronunciar. Por eso, pidió ser relevado de los secretos de Estado.

Como dice una vieja frase del saber popular... más vale tarde que nunca.

Lo que hay que decir sobre el fraude en Tucumán

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La discusión es insólita, surrealista 

Acerca de si hubo fraude o no

En Tucumán, obvio…

Se quemaron urnas

Hubo gendarmes heridos

Clientelismo en forma de bolsones de comida

Periodistas censurados y violentados

Urnas con más votos que votantes

Hasta quisieron filtrar 2.000 boletas… hoy

Hay infinidad de denuncias, de diversa índole

Sin embargo, la discusión es apenas semántica

Si llamarlo “fraude” o no

Como si fuera lo relevante, imbéciles todos

En una provincia donde la corrupción abunda

El feudo de los Alperovich, como le llaman

Enriquecidos estos de manera ilegal

Por eso no presentan sus declaraciones juradas

Ni el gobernador ni su esposa, la irascible Beatriz Rojkés

La última, la de 2009, superaba los $20 millones

El “blanco”, desde ya

El “negro” es mucho más

“No saben ni lo que tienen”

Me dijo una fuente de su propio entorno

Propiedades a su nombre que no declaran, por caso

Han robado a más no poder

A un pueblo empobrecido

La metáfora de la política argentina

Ni siquiera el médico Manzur se salva

Denunciado por enriquecimiento ilícito… hace años

Un expediente que lo va a complicar en breve

No puede justificar su fortuna

Que supera los 10 millones

“Uno de los funcionarios más ricos del gabinete de CFK”

Decían de Manzur cuando ministro de Salud

¿Ese es el mejor candidato del oficialismo?

¿Un tipo que va a seguir robando?

En ese contexto, la ceguera

De un gobierno que no ve a la gente

Miles de ciudadanos que dicen “basta”

De corrupción, fraude, o como quiera que se llame

Les han tocado el culo históricamente

Pero nunca les habían metido el dedo tan adentro

Es insoportable, asfixiante, impertinente

Los tucumanos merecen una nueva elección

Demasiado los han manoseado

Y todo tiene un límite, lógico, necesario

Es una postal del hartazgo nacional

No solo es la corrupción, es la burla

Robar en la cara de la sociedad

Y exhibir eso de manera descarada

Se nos cagan de risa, básicamente

No hay ministro o secretario que no sea millonario

Ni uno ha decrecido en su patrimonio

¿Cómo es posible? ¿Cómo se explica?

La ciudadanía ha explotado

Es lo lógico cuando se enciende una mecha

En un país donde la oposición duerme

Y la justicia es corrupta

Donde los medios callan, todos

Es hora de despertar, de una vez

No se trata de hacer una revolución

Solo de hacer escuchar las voces

En paz, pero con persistencia

Con una consigan unánime

Sin banderías políticas

Urge, de una vez y por todas

Ya lo dijo Gilbert Keith Chesterton

"No puedes hacer una revolución para tener la democracia…

Debes tener la democracia para hacer una revolución".

Una foto que denota la propia hipocresía

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Aylan Kurdi tenía 3 años. Su desgarradora foto conmovió al mundo luego de que se supiera que el barco en el que viajaba, junto a su familia, naufragó.

Tal ha sido el impacto, que la imagen de su cuerpo sin vida en una anónima playa ilustra hoy todos los diarios del mundo.

Es raro, porque es una postal de lo que ocurre a diario, donde miles personas —niños y no tan niños— perecen en un vano intento de escapar de sus propias miserias, en lugares del mundo imposibles de tolerar.

Guerras religiosas, dictaduras, enfrentamientos civiles... múltiples son los motivos que estos esgrimen para escapar de la locura; pero, ¿adónde ir? ¿Qué hacer frente a un mundo que no los quiere ni los tolera?

Es hipócrita conmoverse ahora, frente a la cruda imagen de Aylan. Por caso… ¿qué hicimos para que ese drama no ocurriera? ¿Qué hacemos para que no vuelva a ocurrir, más que compartir una desgarradora foto en las inútiles redes sociales?

Alguno dirá que se trata de un hecho lejano, en el cual es imposible influir desde la inevitable lejanía. Sin embargo, hay miles de Aylan, muchos de ellos viven —y mueren— en la Argentina, en situaciones aún más miserables que las que tuvo que pasar este inocente niño sirio.

¿Nos importa esa realidad? ¿Nos involucramos realmente, allende la fingida congoja a través de las redes sociales? Doblemente hipócrita.

Es curioso, porque ahora vendrán días y días de discusión respecto de los inmigrantes, la desigualdad en el mundo y la falta de solidaridad mundial. Pero solo será un rato, luego volverá a seguir todo funcionando de la misma manera.

Así somos, bichos de una especie maliciosa, que solo se interesa por los demás ante situaciones límite. Nos preocupamos tarde y mal, extemporáneamente. ¿Así pretendemos cambiar el mundo?

A no preocuparse demasiado, en unos días seguiremos como siempre… hablando del infructuoso gigoló, el "pajerío" de Gran Hermano y las estériles discusiones del programa de Marcelo Tinelli.

¿Se mató o lo mataron?

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Primer acto: la fiscal Viviana Fein advirtió que, pese a la prueba de laboratorio que reveló que el arma que provocó la muerte de Alberto Nisman deja rastros de pólvora y el fiscal no tenía restos en sus manos, "no" se puede "decir que se suicidó ni que lo asesinaron" y argumentó que "no" se puede "tomar una prueba en forma aislada".

Amplió que los integrantes del Centro de Información de Fiscales (CIF) en Salta que efectuó la nueva pericia informaron que "no pueden aplicar esta certeza al hecho traído a estudio porque no pueden recrear ellos la situación (de la escena del crimen)".

Segundo acto: la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado reiteró que Nisman fue víctima de un "homicidio", al considerar que es "una prueba concluyente y científica" la comprobación que la pistola Bersa calibre 22 de la que salió el disparo que lo mató, deja rastros de pólvora en la mano de quien aprieta el gatillo.

Salgado, quien volvió a criticar a la fiscal Viviana Fein por la manera en que encara la investigación de la muerte del ex fiscal de la causa Amia, sostuvo que "en el 100 por ciento de los casos, el disparo de la Bersa calibre 22 con esa munición deja rastros en las manos de quien ejecutó el disparo".

Tercer acto: El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, afirmó que el peritaje del arma con la que murió Nisman “no” modifica el rumbo de la investigación, y que supone “un dato más” que en este caso se haya determinado que dejaba rastros de pólvora el uso de la pistola.

“Hay que mirarlo con mucho detenimiento, no dice exactamente nada”, relativizó el ministro sobre el nuevo peritaje, que contradice a los dos anteriores, por lo que concluyó que “pareciera que no están dadas las condiciones para recrear la muerte en el baño ese”, en donde murió el fiscal, en enero pasado.

No se trata de una obra de teatro, sino de la investigación por la muerte de uno de los fiscales más importantes de la Argentina, ocurrido el 19 de enero de 2015 en circunstancias que aún no han quedado del todo claras.

¿Cómo es posible, por caso, que la fiscal Fein aún no se haya pronunciado de manera concluyente respecto de la posibilidad del suicidio o el homicidio?

En lógica inversamente proporcional, ¿por qué Arroyo Salgado insiste en hablar de asesinato pero no menciona jamás a miembros del kirchnerismo?

Los intereses que se mueven detrás del expediente más complejo de la historia argentina, son múltiples y variados y van más allá de las fronteras argentinas. Ello dificulta su avance.

Por su lado, Fein siente la presión del oficialismo a la hora de indagar, y se inhibe de moverse por ciertos intersticios. Sobreactúa su propio alineamiento.

A su vez, Arroyo Salgado se siente en medio de una inesperada encrucijada: debe resolver lo sucedido con el padre de sus hijas, pero al mismo tiempo ostenta una deuda de gratitud para con el gobierno y los servicios de Inteligencia vernáculos por haberla puesto en su lugar de jueza Federal en San Isidro.

En ese contexto, se hace casi imposible dilucidar la verdad. Más aún cuando se tiene en cuenta que el fervor de la sociedad por esclarecer lo sucedido con el fiscal especial AMIA se fue apagando a poco de comenzar.

De repente, el “todos somos Nisman” se apagó y la ciudadanía se enfocó en nuevas coyunturas, algunas tan triviales como el caso del “gigoló” mediático. ¿La justicia?


Carta abierta a Niembro: “Bajate y da el ejemplo”

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Estimado Fernando, no te conozco más que por haberte visto en televisión alguna vez. Muy esporádicamente, te confieso, ya que no soy un fanático del fútbol ni mucho menos.

Siempre me pareciste un tipo serio y formal, sin poder juzgar tu trabajo periodístico ya que, como te dije, no se nada sobre el vernáculo “balompié”.

Te preguntarás, Fernando, por qué te escribo. Es casi obvio: hoy estás en los principales medios de comunicación, pero no por esos antecedentes profesionales, sino por la acusación que te hicieron por haber manejado una sospechosa consultora que se benefició con varios millones de pesos merced a contratos con el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Vos insistís en decir que no hay delito, lo cual decidirá la justicia oportunamente. No obstante, hay otra cuestión: el trillado debate por la ética pública.

No es un tema menor, Fernando, sobre todo porque la campaña del macrismo se basa justamente en acusar al kirchnerismo —no sin razón— de la carencia de esa misma cualidad.

Por eso mismo, sin intención de ofenderte, me permito aconsejarte: bajate de la carrera a la diputación por el Pro y da el ejemplo que espera la sociedad.

Especulo que habrás notado la incomodidad que se ha generado en el seno de ese mismo partido por lo que va surgiendo cada día, siempre relacionado a tus vínculos con la consultora La Usina.

Por caso, tu ex socio en la misma empresa, Atilio Meza, decidió bajarse de la lista que compartía con vos en el Pro, en el lugar número 13. Es todo un síntoma y el camino que deberías seguir.

Con todo, Fernando, deberías también explicar por qué La Usina Producciones está inscripta en AFIP bajo la figura de “actividades de astrología y espiritismo”, “contratación de acompañantes” y tantos otros rubros insólitos.

No es todo: también tendrías que dar cuenta de cómo es posible que no tuvieras un solo empleado registrado mientras gestionabas montos millonarios de la Ciudad, gobernada justamente por Macri.

Aunque insistas en hablar de que muchos de esos beneficios los ganaste por concurso, la realidad ha demostrado que, gran parte de estos, fueron en realidad por contratación directa.

Vos sabrás, Fernando, qué harás con tu vida y con tu postulación a diputado, pero la mera sospecha debería hacerte reflexionar. Si realmente querés ayudar a la gente de tu espacio —que en lo personal no me simpatiza—, deberías cesar en tu intención de competir a nivel político.

Ello no solo calmará los ánimos ciudadanos, sino que además te pondrá en un lugar de grandeza al cual los políticos no nos tienen acostumbrados, ni en el oficialismo, ni en la oposición.

Nunca olvides lo que dijo alguna vez el gran Simón Bolívar, hoy tergiversado por los populistas de siempre: “En el orden de las vicisitudes humanas no es siempre la mayoría de la masa física la que decide, sino que es la superioridad de la fuerza moral la que inclina hacia sí la balanza política”.

Cartas a Niembro e imbecilidad humana

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La inteligencia es limitada; la imbecilidad no tiene límites… es realmente cierta la frase que le atribuyen a Albert Einstein.

Esto, a cuento de una ocurrencia que tuve en las últimas horas: la de escribirle una carta abierta a Fernando Niembro para aconsejarle que se baje de la carrera política y dé el ejemplo que ningún político argentino se anima a dar.

No faltó demasiado para que empezaran los imbéciles de siempre a interpretarlo como un gesto político, como si de pronto yo me hubiera vuelto kirchnerista.

Más aún, algunos incluso empezaron a pedirme que impulse misivas del mismo tenor dirigidas a Amado Boudou, José Alperovich y hasta Cristina Kirchner. ¿Es que a esta altura tengo que sacar carnet de periodista independiente?

Más aún, cada vez que se me ocurra escribir algo sobre algún referente político ¿debo también hacer lo propio contra su contrincante?

Tal es el nivel de estupidez al que ha llegado la discusión política en la Argentina, donde todo es sospechado de ser una operación de prensa y los periodistas presumidos de cobrar dinero de algún espacio partidario puntual.

¿Qué pasó con eso de enfocarse en los hechos en sí, independientemente de quien aparezca involucrado? Está claro que, lo mismo que digo sobre el tema Niembro, lo diría sobre cualquier otro referente que estuviera en la misma situación, sea kirchnerista, massista, radical o carrioísta. ¿Acaso alguien puede abrigar la más mínima duda al respecto?

Me niego a entrar a ese tipo de discusión, no estoy dispuesto a responder a la parva de imbéciles que me cuestionan sin siquiera conocer mis antecedentes profesionales.

A todos ellos les recomiendo que lean las denuncias judiciales que impulsé contra Boudou —por enriquecimiento ilícito—, Cristina Kirchner —por falta de título de abogada, entre otras cosas— y media docena de referentes de primera línea del kirchnerismo.

Por mis insistentes presentaciones legales, en 678 y otros programas periféricos K me ha tildado de “denunciante crónico”. ¿Será suficiente para los que me cuestionan o también querrán que me abra las venas con un sobre de papel madera?

Como dije, no estoy dispuesto a entrar en esa estúpida discusión, infructuosa si las hay. Los militantes del partido político que fuere, son calcados entre sí. No están dispuestos a escuchar, solo a criticar y cuestionar. En tamaño, sus cerebros son inversamente proporcionales a su capacidad de hacer daño a través de la violencia verbal.

“Vos le pegas a Niembro pero Boudou es mucho más corrupto”, me dijo uno de ellos por Twitter hoy. ¿Qué tiene que ver el Obelisco con las muñecas Barbie? Imposible responder a un planteo tan tarado.

¿Hace menos culpable a Niembro que Boudou sea el mayor corrupto de la última década? ¿Alivia algo? ¿Lo agrava?

El problema que vive hoy la Argentina y del cual será complicado salir es justamente ese: el discutir los hechos como si fueran opiniones, desde posiciones ideológicas. Como si un crimen fuera menos grave según quien lo comete. La hipérbole de la pelotudez.

Finalmente, ¿qué pasa con aquellos que no tenemos simpatía por ningún candidato político, con los que, igual que Borges, nos consideramos “anarquistas pacíficos”?

Así las cosas, solo queda consolarse con la frase que suele cantar Joan Manuel Serrat: “Nunca es triste la verdad… lo que no tiene es remedio”.

En defensa del periodismo honesto (dedicado a Luis Gasulla)

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Es incorrecto, soberbio, en parte imprudente. Periodistas no deben defender a periodistas. No sé de dónde salió esa imbecilidad, pero es como un dogma al que nadie gusta transigir.

Sin embargo, voy a hacerlo, solo para hacer mención a un gran colega y amigo, Luis Gasulla, uno de los mejores hombres de prensa de la Argentina, con cualidades de las cuales muchos carecen.

Es valiente, honesto, independiente, y se mete en callejones que otros ni siquiera saben que existen.

Lo hace con precisión de cirujano y paciencia de clérigo. Si hubiera vivido a principios del 1.900 sería uno de esos mukrakers —rastrilladores de estiércol— que gustaba señalar Theodor Roosevelt. Claro, lo hacía para señalar a los mejores periodistas de investigación de la época.

Luis es de esa escuela, que lamentablemente ya no existe. De los tipos que viven ajustados para llegar a fin de mes, pero que aún así no cede a las tentaciones de las prebendas.

Si quisiera, podría estar acomodado en alguno de esos sitiales de privilegio que cobija a los Brancatelli, los Víctor Hugo o los Barone. No obstante, como dije antes, Luis no está dispuesto a ceder. Sus principios son fuertes e inamovibles.

Imagino que, por momentos, cuando sufre ciertas embestidas fuertes por parte del poder, Luis debe dudar de esos principios.

Pero también especulo que hay algo más fuerte que él, una fuerza superior que lo obliga a ser como es… que no lo deja bajar los brazos en su pelea personal.

El precio que paga por ser así, es altísimo, oneroso, tormentoso. Ello explica por qué muchos colegas esquivan ese sendero. ¿No es más sencillo cobrar y callar?

Es necesario mencionar todo lo antedicho a cuenta de lo que le pasó a Luis en las últimas horas, cuando un esbirro de Jorge Capitanich quiso ponerlo en aprietos en el marco de una conferencia de prensa referida al escándalo Carbón Blanco.

Se trata del subsecretario de Seguridad de Chaco, Mauro Flores,  quien acusó a Luis de cobrar dinero del narcotráfico. Eso sí, lo hizo sin aportar ningún elemento que sostuviera semejante señalamiento. ¿Se puede ser tan irresponsable?

Cuando supe lo ocurrido, me contacté con mi amigo para solidarizarme con él. Me sorprendí porque lo noté tranquilo, molesto de alguna manera, pero riéndose del mal momento que le hizo pasar a Flores.

Eso me decidió a escribir esta carta, para desagraviarlo. Por muchos motivos, pero principalmente porque lo conozco como pocos.

Soy capaz de apostar lo que tengo —y lo que no tengo también— a quien pueda mostrar una sola prueba de corrupción que involucre a Luis. ¿Cuántos periodistas resisten tal archivo?

No estamos hablando solo de un buen colega, sino de uno excepcional, y de una persona de una calidad magnífica.

Alguna vez, el gran maestro Ryszard Kapuscinski sostuvo que no se puede ser buen periodista si no se es buena persona… Está claro que esas palabras fueron escritas pensando en el gran Luis Gasulla. 

El kirchnerismo no debate y pide diálogo

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Cada vez que puede, Cristina Kirchner pide diálogo, ya sea dentro del seno de su propio partido-gobierno o de cara a los referentes de la oposición. La palabra que utiliza es esa, sin margen de error.

Según la Real Academia Española, el diálogo es una “plática entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas o afectos”.

Es curioso, porque en ese mismo contexto —del insistente pedido de la presidenta— no hay manera de entender que Daniel Scioli no acepte debatir. Más aún si, como dicen algunos, la negativa a hacerlo provenga de la propia Cristina.

¿Qué teme el kirchnerismo? ¿Por qué no acepta la posibilidad de discutir abiertamente lo que hará en su eventual gobierno Scioli?

Es importante el debate, porque allí se sabrá qué hay en la cabeza de los principales candidatos a gobernar el país por los próximos años, algo que ninguno ha definido todavía con total claridad.

¿Qué harán con el dólar? ¿Devaluarán? ¿Cómo combatirán la inseguridad? ¿Y la inflación? Eso es lo que quiere saber la ciudadanía.

El insistente escape a la posibilidad de discutir es una constante de este gobierno, una práctica que define al kirchnerismo per se.

Es un síntoma de algo mucho más grande —y peligroso—, la imposibilidad de los propios funcionarios del gobierno de expresar lo que realmente piensan.

No ningún secreto: si alguno opina ligeramente distinto a Cristina, jamás lo dirá, porque sabe que será desterrado del “Olimpo K” inmediatamente.

No pocos ministros y secretarios están en contra de que Amado Boudou permanezca en el gobierno, pero jamás lo dirán, porque temen la furia cristinista.

Son los mismos funcionarios que detestan a Aníbal Fernández por sus vínculos con el narcotráfico. Tampoco lo dirán, jamás.

En este contexto, ¿de qué diálogo habla Cristina? ¿Cómo se puede construir consenso si no hay discusión? ¿Cómo avanzar en alguna idea, la que fuere, si no se acepta la crítica y, peor aún, no hay autocrítica?

Sorprende la insistencia “escapista” del kirchnerismo a cruzar ideas… pero más todavía cómo la sociedad se ha acostumbrado a ello.

Reabren el expediente por la muerte de Lourdes Di Natale

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Lourdes siempre tuvo miedo. Es como si esa condición fuera innata a su persona y eso podía comprobarse en cada uno de sus elocuentes gestos cotidianos.

La lógica macabra del peso de sus denuncias no podía provocar otra sensación en ella que no fuera pánico.

Recordemos que las declaraciones de Lourdes Di Natale han sido claves en el caso del contrabando de armas a Ecuador y Croacia. Su declaración de casi 50 carillas permitió que fueran encarcelados el ex presidente Carlos Menem y Emir Yoma, entre otros.

La última vez que hablé con ella, en el año 2001, su voz temblaba intermitentemente y sus miedos se hacían evidentes en cada una de las palabras que pronunciaba.

En esa oportunidad me habló de la famosa carpeta que guardaba bajo siete llaves. Fue en el marco de una conversación en la que le pregunté si tenía miedo por las cosas que estaba ventilando. “Si me llega a pasar algo, guardo una carpeta naranja que está en una escribanía y donde hay mucho más que lo que conté públicamente”, disparó Lourdes ante el silencio inevitable provocado por mi asombro.

La confirmación de la existencia de dicho documento me llegó de mano de una amiga íntima de Lourdes, quien me aseguró que a ésta la amenazaban constantemente. “Se había metido en un camino sin salida”.

Di Natale tenía un conocimiento tan acabado de la causa armas y sus detalles financieros, que el juez en lo penal Económico Julio Speroni le había pedido que declarara en su juzgado, en marzo de 2003. Pero dos semanas antes de la cita, la testigo estrella cayó por el balcón de su departamento.

Lourdes sabía lo que nadie: cómo había sido el reparto del dinero producido por la venta de armas y quiénes se habían quedado con los “porcentajes de intermediación”.

Obviamente, su muerte era cuestión de horas.

 

¿Succinilcolina?

La segunda muerte de Lourdes se dio cuando el juez Ricardo Farías determinó el archivo de la causa que investigaba su muerte y determinó que se trató de un “lamentable accidente”, provocado por el nivel de alcohol que tenía en su cuerpo.

Ese mismo punto –el del alcohol- es el que Farías debió tener en cuenta antes de archivar el expediente.

Y es que, según el análisis de sangre que se efectuara sobre el cuerpo de Lourdes, la cantidad de alcohol que se encontró es de 3.1 gr., equivalente a casi una botella de whisky.

Según los entendidos en la materia, si Lourdes tenía realmente tal graduación de alcohol, su estado, antes de caer por la ventana, tendría que haber sido de “inconsciencia pre–comatosa”.

En el libro Tratado de medicina legal de Bonet se explica que 3.1 gr. de alcohol en la sangre corresponde a 950 CM3 de una botella de whisky de graduación “43”.

Para volver la situación aún más sospechosa, en la casa de Lourdes Di Natale nunca se encontró alcohol de ningún tipo, sólo una botella de limonada.

Este dato debería ser clave, ya que no es improbable que le “introdujeran” alcohol contra su voluntad, ya sea inyectándoselo intravenosamente o a través de una enema.

Si esto fuera así, el cuchillo Tramontina que apareció en el departamento pudo haber sido usado por Lourdes para defenderse y así se explicaría el desorden del lugar.

En mayo de 2003, este periodista se encontró en un local de comidas rápidas con un agente de inteligencia de la Policía Federal, en el marco de una investigación sobre los oscuros manejos de la Secretaría de Inteligencia del Estado (ex SIDE).

En un tramo del diálogo con el espía, se deslizó una palabra que cambiaría radicalmente mi visión sobre el tema de las muertes irresueltas: “Succinilcolina”. Según mi nervioso interlocutor, muchas de los decesos no esclarecidos de los últimos años están relacionados a esa maldita palabra.

La succinilcolina, según pude saber posteriormente, es una droga que relaja los músculos de la persona a la que se le inyecta y es casi indetectable en la sangre.

“A Lourdes Di Natale, al igual que a Marcelo Cattáneo en su momento, la mataron inyectándole esa droga. Cuando quedó inconsciente, la arrojaron por la ventana”, me aseguró en ese momento la muy confiable fuente, agregando que “las personas que lo hicieron están íntimamente relacionadas con la Policía Federal”.

Recordé entonces el caso de Marcelo Cattáneo, quien apareció ahorcado con una nota en su boca y sin signos físicos de haber opuesto resistencia a su muerte. Cattáneo era hermano del testigo más importante de la causa IBM-Banco Nación y su deceso siempre fue considerado un suicidio.

 

Los sospechosos de siempre

A la hora de averiguar quién pudo estar detrás de la muerte de Lourdes, debemos preguntarnos a quién beneficiaría su desaparición.

No olvidemos que poco antes de caer por la ventana de su casa, Lourdes había dejado en una escribanía un manuscrito dando instrucciones precisas en caso de que a ella le pasara algo. El contenido de la mencionada misiva refiere, entre otros, a los nombres de Monzer Al Kassar, Alfredo Yabrán, Carlos Saúl Menem y Emir Yoma, y asegura algo muy sugestivo: “Pienso que las personas antes mencionadas pueden verse beneficiadas con mi desaparición, o pueden intentar perjudicar con igual fin a mis seres queridos”.

De las personas nombradas, podemos descartar a dos: Menem y Yabrán: al primero porque era el más sospechoso de que a Lourdes le pasara algo y su muerte complicó su campaña electoral; al segundo porque no estaba vivo al momento de perecer Lourdes.

Teniendo en cuenta la información que manejaba Di Natale, no es difícil sospechar a quiénes benefició su muerte. En un reportaje aseguró que tenía “pruebas de muchas cosas. Declaré ante el juez Urso en la causa de la explosión de la Fábrica Militar de Río Tercero, de la venta ilegal de armas, de la coima. No solamente hablé de Monzer Al Kassar, que lo conocí, sino que tengo pruebas contra la Corte Suprema, pues yo me comunicaba personalmente con (Julio) Nazareno y Adolfo Vázquez (...) De todo lo que dije, no me desdije. Por eso, soy molesta”.

 

La pista Monzer

El 28 de septiembre de 1992 un ciudadano llamado Ismail Khalil El Kchoure murió en extrañas circunstancias al "caerse accidentalmente" desde el cuarto piso de un edificio de Marbella. Días más tarde debía declarar contra su ex jefe, el traficante sirio de armas y drogas Monzer Al Kassar. La autopsia determinó que El Kchoure estaba en coma etílico desde por lo menos dos horas antes de que su cuerpo se precipitara al vacío.

Las coincidencias entre la muerte de este testigo y la de Lourdes Di Natale, no dejan de llamar la atención: al igual que en el caso de El Kchoure, Di Natale tenía gran cantidad de alcohol en su organismo.

En tal sentido, no parece casual que ambos hayan sido testigos estrella contra Monzer Al Kassar. Ismail Khalil El Kchoure había trabajado para el sirio y murió antes de poder declarar contra su ex jefe en el juicio que estaba a punto de comenzar en la Audiencia Nacional de Madrid. Por su parte, Lourdes Di Natale fue la primera persona que denunció los vínculos –y negocios- de Al Kassar con Emir Yoma y el entorno de Carlos Menem.

Oportunamente, Lourdes declaró ante el juez Jorge Urso que Al Kassar visitaba a Yoma en sus oficinas y que regaló a Emir y a varios de sus hermanos -como Karim y Zulema- ametralladoras conteniendo sendas placas con el nombre de cada destinatario.

No está de más recordar que el comienzo de la venta ilegal de armas argentinas a Croacia coincidió con la presencia en nuestro país de Al Kassar, quien en enero de 1991 comenzó a tramitar su ciudadanía argentina con el apoyo del gobierno de Menem. La justicia suiza, por su parte, decomisó dinero del traficante sirio proveniente de ventas de armas que realizó a Croacia desde Europa.

Como broche de oro, quien escribe estas líneas escuchó de boca de una de las secretarias del entonces abogado de Lourdes Di Natale –Rodolfo Chimeri Sorrentino- que en el departamento de la fallecida se halló el pasaporte de Al Kassar.

 

Más coincidencias

Por si todo lo antedicho fuera poco, Lourdes Di Natale ha sido esposa de Mariano Cúneo Libarona, quien en 1991 defendió a Amira Yoma en la causa del Yomagate, cuando se descubrió una red de personas que contrabandeaba valijas Samsonite repletas de narcodólares.

Al Kassar, por su parte, ha sido uno de los que más ha insistido ante el Gobierno argentino para que la ex secretaria de audiencias –Amira- fuera desvinculada del caso. De hecho, durante un juicio celebrado en 1995, el propio sirio acusó –falsamente- al juez Baltasar Garzón de haberle pedido 30 millones de dólares para dejarlo en libertad y no perseguir judicialmente a Amira.

Cúneo Libarona, ha sido también abogado de Emir Yoma, en ese entonces jefe de Lourdes Di Natale. Fue en ese contexto que el abogado conoció a esta última.

Las coincidencias se entrelazan como eslabones de una cadena siniestra que no tiene fin. Y lo peor es que aparenta desencadenar nuevos decesos a futuro.

Esos decesos que siempre son transvestidos como “suicidios” dentro del mundillo de las infaltables “casualidades permanentes”.

 

Preguntas sin respuestas

En las últimas horas, trascendió que la Corte Suprema ordenó reabrir la investigación por la muerte de Di Natale, de ahí la relevancia de esta nota.

En solo dos párrafos, el tribunal emitió un fallo donde sostuvo: "Esta Corte comparte y hace suyos los fundamentos y conclusiones de la señora Procuradora Fiscal subrogante, a cuyos términos se remite en razón de brevedad", y por ello "se hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso extraordinario y se deja sin efecto el pronunciamiento apelado".

El periodismo en general abre interrogantes y muy pocas veces los devela. Tal vez en ese sentido tendríamos que cuestionarnos algunas obviedades para intentar entender si la muerte de Lourdes Di Natale fue un atentado o un accidente:

-¿Cómo pudo Lourdes arrojarse por una ventana con tal nivel de alcohol en la sangre?

-¿Por qué durante el allanamiento a su departamento hubo tantas personas trabajando sin guantes que pudieron borrar posibles huellas?

-¿Por qué no se cruzaron las llamadas hechas y recibidas por el celular de Lourdes, del que nunca se desprendía y que desapareció de la escena del crimen?

-¿Por qué había micrófonos en su departamento?

-¿Por qué no se resguardaron las evidencias durante la instrucción de la causa?

-¿Por qué faltaron cosas en el departamento de Lourdes después de su muerte?

-¿Por qué su familia ocultó que había sido amenazada?

-¿Por qué en estos últimos días los medios más importantes comenzaron a presionar a sus periodistas para que no se publique nada sobre el archivo de la causa?

-¿Por qué están siendo amenazados algunos de los que intentan investigar este tema?

-¿Por qué el padre de Lourdes nunca quiso firmarle el “poder de representación” a su abogado?

No tengo las respuestas a estas preguntas, pero el mero sentido común y la inequívoca ley de probabilidades nos demuestra que no pueden darse tantas casualidades juntas.

Menos aún en un caso que roza a personajes tan importantes de la mafia y la política vernáculos.

En el simplismo más extremo, Lourdes no es más que otro testigo desaparecido que podía declarar contra Al Kassar y otros impresentables.

En la complejidad más obvia, Lourdes era la persona que guardaba los secretos más importantes de una causa que sólo podía terminar de ser develada por ella.


La declaración de este periodista en el expediente Di Natale

Scioli, el licenciado “trucho”

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Hace un par de semanas, a principios de octubre, propios y ajenos se sorprendieron luego de que trascendiera que Daniel Scioli finalmente se recibió en Licenciado en Comercialización.

El actual gobernador bonaerense obtuvo su título universitario en la UADE: "Estoy emocionado", dijo apenas instantes después de alcanzar el objetivo.

Según Scioli, se trataba de una deuda pendiente que había quedado con su padre, José Osvaldo Scioli: "Con él tenía una relación de gratitud, de admiración y de respeto, pero me reprochaba que no me había recibido. Y eso me calaba".

Lo curioso del caso es desde hace años el hoy candidato presidencial por el Frente para la Victoria ya era presentado como “licenciado”.

Véase el siguiente documento, del año 2007 cuando Scioli se presentaba como tal en el Senado de la Nación.

De acuerdo al artículo 247 del Código Penal argentino, “será reprimido con prisión de quince días a un año el que ejerciere actos propios de una profesión para la que se requiere una habilitación especial, sin poseer el título o la autorización correspondiente”. ¿Será el caso de Scioli?

El poco creíble listado de espiados por la exSIDE

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Antes que nada, una aclaración pertinente —o impertinente, si se quiere—: los servicios de Inteligencia no sirven para nada, solo para espiar a personas inocentes a pedido de los poderes de turno.

Yo mismo denuncié a la exSIDE en media docena de oportunidades, la última vez por intentar hackear mis cuentas de correo e intervenir mis conversaciones en el contexto de mi investigación por el triple crimen de General Rodríguez, allá por el año 2008/2009.

Esto viene a colación de lo ocurrido en las últimas horas, luego de la conmoción generada por las legisladoras Patricia Bullrich y Laura Alonso al revelar un listado de presuntos espiados por la torpe inteligencia vernácula.

Según la presentación judicial que ambas realizaron ante la Justicia, la nómina habría sido entregada a ellas por un agente de la exSIDE.

"La persona que se contactó me refirió que el listado daba cuenta que se estuvieron y se están realizando una interceptación de líneas telefónicas y almacenamiento de datos provenientes de Whatsapp, mails, mensajes de texto, en los teléfonos celulares y computadoras", explicó Alonso en su denuncia.

Y he aquí el primer interrogante: ¿Qué tipo de chequeo hicieron Bullrich y Alonso para saber que la nómina es real y fiable? Peor aún… ¿hicieron algún tipo de verificación?

A primera vista, todo indica que no. Así como recibieron el listado, las legisladoras lo acercaron a la Justicia.

Y ahí deviene la segunda pregunta: ¿Es creíble lo que allí se detalla? Cuando se mira a primera vista, se descubre que el listado tiene severos errores, como confundir el apellido de Ernesto Tenembaum por “Tenembaun” o confundir al portal Seprin con “Seprim”. Ni hablar del cambio del apellido de Wiñazki en “Wiñaski”.

Luego, es inentendible que a alguien le interese espiar a Ernesto Sanz o Adolfo Rodríguez Saá, personajes totalmente intrascendentes para el kirchnerismo.

Tampoco se entiende que se espíe a Luis Ventura o Jorge Rial, ambos a sueldo justamente del espionaje local.

¿Y cómo explicar que el exSIDE Darío Richarte, con contactos de alto nivel dentro de la propia secretaría de Inteligencia, no supiera que aparece en el listado de marras?

Ello sin mencionar que muchos de los números de DNI que aparecen vinculados a los supuestamente espiados son incorrectos.

Pero hay más aún: ¿Cómo se entiende que se espíe a periodistas y políticos casi intrascendentes —no todos— y no hagan lo propio con sagaces hombres de prensa de diarios de la talla de La Nación o Perfil?

¿Es lógico que persigan al irrelevante Santo Biasatti y no al feroz Mariano Obarrio? ¿Qué sentido tiene espiar al degradado Mariano Grondona y no hacer lo mismo con Pablo Sirven?

Ciertamente, es suspicaz la aparición de semejante nómina a pocos días de las elecciones. Y lo peor es que los medios la hayan tomado como cierta a pesar de los gruesos errores que ostenta, algunos de ellos aquí referenciados.

No existe un solo dato objetivo que pueda dar crédito a la lista ad hoc, la cual, dicho sea de paso, no contiene ningún tópico que no pueda obtenerse por Internet. ¿Quién no podría confeccionar un listado igual o mejor?

"La forma en que está confeccionada la lista no se presenta de esa forma normalmente", dijo a un medio mendocino el periodista Claudio Savoia, especialista en temas de espionaje y autor del libro "Espiados".

Como sea, a esta altura está claro que se equivocó Oscar Wilde cuando sostuvo que “el hombre puede creer en lo imposible, pero no creerá nunca en lo improbable”.


Mi pequeña contribución a la derrota de la narco-morsa

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Hace unos días, Aníbal Fernández me mencionó en plena conferencia de prensa ante los medios. No se por qué, ya que nadie me había referenciado en el corto plazo y la espuma entre el jefe de Gabinete y yo parecía haber cesado tiempo antes.

Ese día, cuando me nombró el hoy jefe de Gabinete, el marco lo aportó diario Clarín: allí se publicó un cable de la embajada de Estados Unidos —uno de los tantos— que exponía sus vínculos con el maldito tópico del narcotráfico.

En ese contexto, de manera imprevista, Aníbal mencionó mi nombre: dijo que yo, Christian Sanz, me había “dedicado” a difamarlo todo lo que había podido.

“Perder el tiempo en lo que dice este tipo, que se dedica a robar en los portales, me tiene sin cuidado. No tiene ningún otro dato que ese, y yo no puedo hacerme cargo de lo que publiquen”, agregó en referencia a mi persona.

Ciertamente, confieso que no escuché entonces los comentarios hechos por parte del hoy derrotado en el gran terruño bonaerense. Me percaté de lo que había pasado recién cuando empezó a sonar mi teléfono y colegas de diversos lugares del país me preguntaban qué opinaba sobre esos dichos.

Yo no sabía qué responder ya que, insisto, no estaba al tanto de los dichos de Aníbal. Por ello, preferí guardar silencio. Los colegas, por suerte, supieron entenderlo.

Semanas antes, me había sucedido algo similar con el programa de Jorge Lanata, donde se presentó un informe en el cual se relacionaba al jefe de Gabinete con el tráfico de efedrina y el triple crimen de General Rodríguez, ocurrido en agosto de 2008.

Allí aparecía un video mío en Canal TN de ese mismo año —2008— donde yo acusaba a Aníbal por los mismos delitos. ¿Qué había llevado al colega Lanata a volver sobre un tema tan espinoso, a pocas semanas de las elecciones? Imposible saberlo.

Para colmo de males, uno de los entrevistados por Periodismo para Todos, Martín Lanatta —asesino de Forza, Ferrón y Bina— le aseguraba a Lanata —Jorge— que, para llegar a la verdad de lo sucedido, había que releer mis viejas investigaciones.

A esa altura, yo no podía creer lo que estaba viendo: se trataba del mismo personaje que me había tenido en vilo durante años justamente por investigar en profundidad el referido triple crimen y señalarlo como uno de los autores materiales.

Para agregar más locura a la locura, Lanatta —el malo, no el periodista— dijo posteriormente que a Sebastián Forza —uno de los asesinados en el triple crimen— lo habían acribillado a balazos por haber hablado conmigo en mayo de 2008.

Parecía comprensible: en esa charla, Forza me reveló cuestiones comprometedoras sobre el gobierno de Cristina Kirchner y me aseguró que Aníbal quería matarlo por haberle birlado parte del negocio del tráfico de efedrina.

Sin embargo, no creo en absoluto que yo tuviera algo que ver con la decisión de “la Morsa” de acabar con la vida de mi entrevistado. Creo — estoy seguro en realidad— que su destino ya estaba sellado de antemano.

Independientemente de lo sucedido con Forza, yo ya venía teniendo puntuales inconvenientes con Aníbal, quien me demandó penalmente en dos oportunidades por revelar sus vínculos con el narcotráfico en media docena de notas de investigación que arrancaron en 2003.

Su furia para conmigo llegó a límites insospechados: amenazas y persecuciones a mi persona fueron moneda corriente. Ello se profundizó luego de que le ganara ambos juicios en la Justicia, algo que ningún periodista había logrado antes.

Mucho más podría contar al respecto, pero no vale la pena a esta altura. Ya no merece hacer leña del árbol caído.

Lo único que me resta por decir tiene que ver con la estrepitosa derrota sufrida por Aníbal en la provincia de Buenos Aires.

En ese contexto, si algo de todo lo que hice o investigué colaboró con su desgracia, por mínimo que sea, me doy por satisfecho.

Sepan ustedes que el daño que se ha evitado es mayúsculo.

El periodismo frente a la llegada de Macri

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El triunfo de Mauricio Macri no es la mejor noticia para aquellos que conocemos algunos de sus desaguisados en la Ciudad de Buenos Aires, “Niki” Caputo mediante.

Sin embargo, hay algo que esa victoria implica y que no es nada desdeñable: es el fin de 12 años de saqueo por parte del kirchnerismo.

Skanska, Southern Winds, efedrina, triple crimen, fondos de Santa Cruz, Sueños compartidos, Ciccone y Hotesur, son solo algunos de los escándalos que nos legó Cristina Kirchner y, antes, su marido Néstor.

Casi no hubo escándalo en el que no estuvieran involucrados sus funcionarios y, por qué no, ellos mismos.

Los Boudou, Aníbal Fernández, Lázaro Báez, Ricardo Jaime, Cristóbal López, y tantos otros, se han enriquecido a la vera del poder, merced al abuso de la ciudadanía, virtualmente saqueada.

Como ciudadano, admito que tengo algunos reconocimientos para con el kirchnerismo, como el impulso de oportunos juicios contra los genocidas de la última dictadura cívico-militar y la revolucionaria Asignación Universal por Hijo.

No obstante, como periodista, solo tengo reproches: ¿Qué decir acerca de un gobierno que se manejó con impunidad, que jamás dio explicaciones y que persiguió a aquellos que solo intentamos hacer nuestro trabajo con honestidad e independencia?

No solo he sido perseguido judicialmente por los ministros y secretarios del kirchnerismo —me han iniciado una veintena de juicios penales para meterme en prisión—, sino que además han utilizado el más deleznable apriete y hasta las herramientas “legales” de la AFIP para intentar acorralarme.

No he sido el único: decenas de colegas tuvieron igual o peor suerte que yo. Solo por intentar trabajar escapando a las presiones gubernamentales de turno.

No todos: otros hombres de prensa tuvieron mejor suerte y lograron enriquecerse al calor del Ejecutivo nacional. Los Roberto Navarro, los Mauro Viale, los Víctor Hugo Morales, los Gustavo Sylvestre, los Rolando Graña, los Raúl Kollmann, etc.

Todos ellos pueden decir que “la pegaron”: se volvieron millonarios a costa de desinformar a la ciudadanía. Mal que les pese, eso también es corrupción.

Como sea, a partir de ahora empieza una nueva etapa, donde el periodismo debe manejarse con total responsabilidad. Sin ser obsecuente del gobierno que comienza, ni dejar de señalar los eventuales hechos de corrupción que lo envuelvan.

Es mi compromiso, como siempre lo ha sido desde que trabajo en los medios: ser un contrapeso del poder. Contar lo que no se quiere mostrar, lo que los poderosos quieren esconder.

Es así de simple… se llama “periodismo”.

CFK no figura en el padrón de graduados de la UNLP

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Me canso de decirlo: Cristina Kirchner no es abogada, nunca se recibió ni hay constancias de ello, esa es la pura verdad. Lo único que puede refutarlo es la aparición de su diploma, o el analítico, que tendrían que tener en su poder las autoridades de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).

Como ello no existe, el kirchnerismo ha “convencido” a puntuales periodistas para que afirmen que sí se graduó la hoy jefa de Estado. Lo curioso es que lo han hecho sobre un increíble dogma de fe.

Nadie les mostró el título de Cristina a esos periodistas, pero ellos lo creen igual, a pie juntillas. Es un criterio curioso para un hombre de prensa. Si hoy yo afirmara que vi una vaca volar es probable que los lectores me exigieran una prueba de ello, y tendrían razón.

¿Por qué no ocurre lo mismo con quienes juran que vieron el título de Cristina? ¿Por qué nadie exige que muestren una fotografía del mismo?

Oportunamente, revelé cuáles son los elementos que demuestran que la presidenta no es abogada. Es una nota que aún al día de hoy nadie ha podido refutar, no solo por los documentos publicados, sino además por la calidad de las fuentes mencionadas.

Ahora, apareció otro dato, sintomático si los hay: es el padrón de graduados de la Universidad de La Plata, donde sí aparecen otros referentes que obtuvieron su diploma, como Carlos Kunkel.

Este es el link para acceder al mismo y descubrir que Cristina no figura… ni por asomo.

Una aclaración hecha por algunos graduados de la misma casa de estudios: para aparecer hace falta anotarse, no es automático.

El pasado desconocido de los ministros de Macri

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Hace poco, Mauricio Macri develó gran parte del gabinete que lo acompañará a partir del próximo 10 de diciembre: un combinado en su mayoría integrado por funcionarios porteños, además de dirigentes radicales y referentes del sector empresario.

A cargo del anuncio estuvo el futuro jefe de Gabinete, Marcos Peña, quien enumeró parte del próximo elenco ministerial con algunas sorpresas de último momento. Una de ellas, la continuidad de Lino Barañao al frente del Ministerio de Ciencia y Tecnología o la designación de Patricia Bullrich al frente de la cartera de Seguridad.

Fuera de ello, los nuevos funcionarios designados por el presidente electo ocultan ciertas curiosidades que el Post te cuenta en esta nota, con datos objetivos, sin segundas intenciones ni mucho menos. Solo lo que predican los preceptos del periodismo.

-Lino Barañao: designado ministro de Ciencia y Tecnología —y ¿ex? kirchnerista—, está jaqueado por una denuncia por desvío de 650 millones de pesos. En 2009, un investigador del Conicet denunció la manipulación de subsidios entre la Agencia de Promoción Científica, que presidía el hoy ministro, y ese centro científico.

Entre ambas cúpulas se habrían distribuido “a dedo” cerca de 650 millones en 10 años.

-Miguel de Godoy: designado titular de la AFSCA y exfuncionario de Aníbal Ibarra —célebre por apretar a medios “no afines”—, fue denunciado en la justicia por presunto peculado, falsificación de documento privado y lavado de activos. Oportunamente fue señalado por los manejos poco claros a través de su consultora MDG Comunicación.

-Jorge Lemus: designado ministro de Salud, debió renunciar del mismo cargo en la Ciudad luego de una polémica que lo dejó mal parado. Ello, luego de haber establecido un polémico protocolo hospitalario de aborto no punible que desató duras críticas de diversos sectores.

-Hernán Lombardi: a cargo de los medios públicos, enfrenta una denuncia iniciada por el fiscal y titular de la PROCELAC, Carlos Gonella, que hoy tramita ante el juzgado de Ariel Lijo. Allí se consigna que existiría un circuito —la UIF lo da por probado— de subsidios que llegaría al millón de pesos entre el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires —a cargo de Lombardi— y una fundación llamada CEPPA.

-Laura Alonso: a cargo de la Oficina Anticorrupción, carece de título de abogada para asumir, tal cual exige el artículo 7 inciso "c", del decreto con el que se creó esa dependencia.

Allí se señala que uno de los requisitos para ocupar el cargo es "tener no menos de SEIS (6) años en el ejercicio de la profesión de abogado o idéntica antigüedad profesional en el Ministerio Público o en el Poder Judicial". Junto a Patricia Bullrich, presentó una denuncia por supuesto espionaje ilegal que terminó siendo falsa. Lo hizo a pocos días de las elecciones del 25 de octubre.

-Patricia Bullrich: designada ministra de Seguridad, fue denunciada por Elisa Carrió en 2001 por “traición a la patria” y “asociación ilícita” por la firma del Decreto de Necesidad y Urgencia 1390, por el cual “a cambio de mejores tasas de interés el Gobierno Nacional garantizaría el pago de los bonos de la deuda con la recaudación, incluso antes de asegurar la liquidación de jubilaciones y salarios de la administración pública”. También impulsó y refrendó la baja del 13% a jubilados y trabajadores estatales.

-Esteban Bullrich: designado ministro de Educación, en 2012 fue denunciado ante la justicia por mal desempeño de las funciones, debido a la implementación de un número telefónico gratuito (0800) para denunciar actividades políticas dentro de las escuelas, que fue declarado inconstitucional por la misma justicia.

También se lo investiga por el presunto pago de sobreprecios en el marco del Plan Sarmiento, pergeñado con el fin de dar computadoras portátiles a 160 mil alumnos y 16 mil docentes.

El gobierno porteño pagó unos 274 millones de dólares, lo que significaría unos 185 millones de dólares de sobreprecio, según afirmó Ariel Garbarz, experto en informática y perito judicial: los sobreprecios serían del 285 por ciento.

-Isela Constantini: elegida para comandar Aerolíneas Argentinas, supo ser CEO de General Motors. Fue cuestionada en el último coloquio de IDEA por insistir en consensuar con la mesa chica de empresarios organizadores que “querían un Coloquio que no mirara la coyuntura sino políticas de mediano y largo plazo”, para evitar confrontar directo con el gobierno nacional.

-Guillermo Dietrich: designado ministro de Transporte, fue denunciado por negociaciones incompatibles con la función pública, abuso de autoridad y violación de los deberes de funcionario público.

Ello, al haber contratado, desde la cartera a su cargo en la Ciudad, a una consultora que tiene como socio a Francisco Ortega, que integra el Consejo de Administración del grupo macrista G25, del que forma parte el propio Dietrich.

La consultora de Ortega, McKinsey, recibió por contratación directa un contrato para mejorar los semáforos por 9.9 millones de pesos. La denuncia tramita ante el juez de instrucción Omar Peralta.

-Andrés Ibarra: a cargo del nuevo ministerio de Gestión y Modernización, supo figurar en las páginas de todos los diarios cuando era “número dos” en el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, por los repetidos problemas de infraestructura en las escuelas.

Sin embargo, su nombre quedó asociado al escándalo cuando fue acusado de contratar al tristemente célebre espía Ciro James, punto inicial de la causa por las presuntas escuchas ilegales a familiares y opositores, en la que Mauricio Macri aún está procesado.

-Francisco Cabrera: a cargo del Ministerio de Producción, enfrenta una denuncia que fue presentada por los legisladores Pablo Bergel y Gustavo Vera y el ex diputado Facundo Di Filippo, y apunta a cuarenta concesionarios de la Capital Federal, entre los que se encuentra el predio Costa Salguero, el Buenos Aires Design de Recoleta e incluso la concesión del acarreo de autos, a cargo de las empresas Dakota y BRD.

Los denunciantes pidieron que se investigue el “posible delito de defraudación por administración fraudulenta” por parte del ministerio de Desarrollo Económico de la Ciudad que conduce Francisco Cabrera.

-Fernando De Andréis: designado secretario General de la Presidencia, fue denunciado por el exjefe de gobierno Aníbal Ibarra de haber votado “por otros compañeros de bancada en varias oportunidades” cuando era legislador porteño.

-Alfonso Prat Gay: designado a cargo de Hacienda y Finanzas, se desempeñó como directivo de la banca JP Morgan en las oficinas de Londres, Nueva York y Buenos Aires, y a los 33 años llegó a dirigir la estrategia de tipo de cambio de la filial Londres de esa entidad.

Ese banco lideró el megacanje en el 2000 y fue duramente criticado por haber facilitado operaciones millonarias de evasión impositiva y fuga de capitales.

-Carolina Stanley: designada a cargo de Desarrollo Social —idéntico cargo que el que ostenta en la Ciudad de Buenos Aires—, fue una de las denunciadas por “incumplimiento de los deberes de funcionario público” en el marco de los polémicos contratos del GCBA con el periodista deportivo Fernando Niembro.

-Carlos Melconián: designado al frente del Banco Nación, cumplió un rol clave en la estatización de la deuda privada que permitió a muchas empresas licuar activos en más de 6000 mil millones de dólares.

Es que, en 1986 el economista ocupaba el cargo de Jefe del Departamento de Deuda Externa del Banco Central. Allí, firmó y envió al directorio de la entidad el informe 480/161, donde se pedía anular la investigación de la deuda privada contraída en el exterior a principios de los ochenta.

Sin embargo, esa deuda contaba con observaciones por "créditos fraudulentos y de dudosa legalidad", realizadas por un equipo de 20 auditores creado en 1984 con el fin de "investigar maniobras dolosas al Estado por parte de privados, valuadas en, por lo menos, más de 6000 millones de dólares".

-Germán Garavano: designado en la cartera de Justicia, fue denunciado en 2011 por la Defensoría General porteña a cargo Mario Kestelboim por “privación de Justicia” en puntuales desalojos. Entonces Garavano era fiscal.

Allí se señala que el 71,7 por ciento de los casos las personas que fueron desalojadas por este último, no tuvieron acceso a la defensa que prevé la Constitución Nacional.

-Claudio Avruj: designado a cargo de Derechos Humanos, fue director ejecutivo de DAIA entre los años 1997 y 2007 y fue denunciado por el presunto “vaciamiento” del Parque de la Memoria por parte de sus trabajadores.

-Federico Sturzenegger: al frente del Banco Central, supo ser secretario de Política Económica del equipo de Domingo Cavallo y fue procesado en una causa que investiga el megacanje de 2001, por el cual se pagaron abultadas comisiones a siete bancos.

-Oscar Aguad: al frente de Comunicaciones, fue denunciado por una abogada que desempeña tareas en el juzgado de instrucción Nº5 de Corrientes de haber pagado dinero a una jueza para lograr su sobreseimiento en una causa que lo tenía complicado por 60 millones de dólares.

Esa suma fue producto de un irregular empréstito, concedido a la comuna correntina desde el Banco Nación para cancelar puntuales pasivos. Los dólares se cambiaron inmediatamente por los tristemente célebres bonos CECACOR, y gran parte del efectivo que quedaría tras el canje, se esfumaría. Aguad, después de un sinuoso derrotero que sufrió el expediente donde se lo acusaba de fraude a la administración pública, fue sobreseído por caducidad de la instancia penal por un dictamen de la jueza Laura Varela.

-Ricardo Buryaile: designado en Agricultura, es uno de los radicales que, en el marco del frente Cambiemos, accedieron a un cargo en el gabinete de Macri. Hace unos años, campesinos formoseños lo acusaron de explotar a peones paraguayos y “ganar con los militares”.

 

Colofón

Como puede verse, faltan varios nombres a esta lista. Esencialmente, se debe a un simple motivo: no todos los elegidos por Macri tienen antecedentes para cuestionar.

Tal vez sí, pero este escriba los desconoce. Al menos por ahora.

Si algo surgiera acaso, será una buena excusa para forzar una segunda parte de esta misma columna.

Como dice una frase del saber popular, "el sentido común... es el sentido de la oportunidad".

La violencia, el periodismo y la intolerancia social

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Francisco De Narváez golpeó a un periodista, esa es la noticia. No hay atenuantes, ni justificativos. Jamás los hay a la hora de intentar de definir la violencia, en cualquiera de sus formas.

Mario Casalongue, director de la agencia platense NOVA, fue el receptor de esa animal intimidación. Las huellas de esa golpiza pudieron verse ayer mismo en las redes sociales, una imagen vergonzosa, que habla de los problemas sociales que aún acarreamos como argentinos. ¿Cuánto hace ya que el ser humano dejó de resolver sus diferencias a los golpes?

No obstante lo dicho, lo peor no fue la golpiza, sino lo que vino después: la justificación de la imbecilidad. “Casalongue se lo merecía, por la nota de mierda que publicó”, dijeron varios a coro, tanto en Twitter como en Facebook.

¿Así que ahora un artículo periodístico, por cuestionable que sea, justifica la violencia? ¿Desde cuándo? ¿Y si en lugar de haber sido golpeado, el director de NOVA hubiera sido ametrallado a balazos? ¿También hubiera estado bien?

Es indiscutible que la nota que enfureció a De Narváez es polémica y cuestionable, llena de datos de incomprobable veracidad. No seré yo quien defienda lo dicho allí.

Sin embargo, está claro que existen herramientas más oportunas que el primitivo salvajismo. Por caso, hay instrumentos judiciales que se adecuan a la situación de manera más cabal que una trompada.

¿Por qué no apeló a ellos De Narváez? ¿Por qué no recurrió a la justicia civil —incluso al polémico fuero penal— si le complacía reparar su buen nombre y honor?

Nunca, jamás puede justificarse la violencia, no solo contra un periodista, sino contra cualquier ciudadano de a pie.

En este caso particular, la cuestión se agrava por el hecho de que el agresor es un referente de la política de alto vuelo, uno de los principales candidatos a gobernar la provincia de Buenos Aires.

¿Ese es el ejemplo que De Narváez deja a la sociedad respecto a la manera de resolver problemas? ¿Acaso esta será la forma en la que terciará en las cuestiones que lo incomoden en un eventual cargo ejecutivo?

Lo único positivo que arrojó todo este culebrón —si es que puede hablarse de algo positivo— ha sido el pedido de disculpas por parte del agresor, extemporáneo e incompleto, pero que no deja de ser constructivo.

Fue el reconocimiento de un error, la admisión de la imbecilidad propia. Fue todo un paso, pero —insisto— no enmienda lo ya hecho.

Como dije, pocas cosas buenas son rescatables de todo lo ocurrido. Hay mucho por criticar y más aún por analizar, sobre todo a la hora de examinar el comportamiento social que intentó culpar a la víctima.

¿Qué tan enferma está la sociedad como para hacer algo así? ¿No es lo mismo que ocurre cuando se acusa a una mujer golpeada de haber incitado ella misma a su victimario con su conducta?

En estos casos, como en muchos otros, hay que detenerse dos minutos y pensar un poco antes de decir algo inadecuado. Jamás hay que olvidar lo que alguna vez dijo Alberto Einstein: “La inteligencia es limitada, pero la idiotez no tiene límites”.

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